El olvido no es ningún vacío, tan sólo es un lugar de nuestra mente en el que almacenamos, con mucho cuidado, lo mejor de nuestras vidas y que, sin apenas darnos cuenta, no cuidamos lo suficiente. El paso de los días, meses y años, la acumulación de vivencias hace que empecemos a desconocer las coordenadas exactas de tan maravilloso lugar. A partir de ese momento buscamos y rebuscamos en sus proximidades, pero nos vamos alejando de él. Un poco más de tiempo y unos cuantos nuevos errores de localización, nos llevarán a llamarle "olvido" a ese lugar, en nuestra torpeza, incluso, pensaremos que es un lugar vacío.
Existe un "olvido" personal, pero también hay un "olvido colectivo", en el que las sociedades guardan algo de lo mejor de sí mismas y al final no saben encontrar. En el "olvido de la música", he encontrado a una mujer, LEE WILEY, nacida en 1908, en Fort Gibson (Oklahoma), descendiente de una princesa cherokee, cantante de jazz en la década de los 30, 40 y 50.
LEE WILEY saltó a la fama en la década de los 30, cuando cantó en New York, en el "Central Park Casino", con la orquesta de Leo Reisman, con la que además grabó sus primeros discos. Entre sus canciones más destacadas están:"Got in the South in my Soul", "Anytime, Anyday, Anywhere" y "Eerie Moan", aunque el disco más famoso de la carrera de LEE WILEY tiene el título de "Night in Manhattan" y data de 1.950.
La música de LEE WILEY podría ser la música de fondo de la vida de cualquiera de nosotros, suena a jazz, América y grandes avenidas, pero también a cine en blanco y negro, calles sin asfaltar e ingenuas ilusiones.
No es una música para hablar, sino tan solo para escuchar. Escúchala y ubícala adecuadamente en el "lugar de tus olvidos", ya que te ayudará a no perder nunca tus coordenadas. Las coordenadas nos permiten dibujar planos y los planos vidas.